Una visión innovadora e interamericana, basada en el fortalecimiento de las instituciones vinculadas al sector agrícola y de políticas nacionales y regionales puede ser la clave para que los países de América Latina y el Caribe (ALC) enfrenten los desafíos que supone la nueva reforma de la Política Agrícola Común de la Unión Europea (PAC-UE), aprobada en 2013.
Aunque esta reforma da continuidad a la política tradicional europea, también incluye nuevos mecanismos para fomentar la producción de alimentos, el manejo sostenible de los recursos naturales y el desarrollo inclusivo de los territorios rurales, lo cual podría impactar la agricultura del resto del mundo, según el grado de dependencia y la relación que exista entre la UE y los demás países.
Esta conclusión se desprende del más reciente análisis técnico elaborado por un grupo expertos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), entre los que destaca su Director General, Víctor M. Villalobos.
“La nueva visión de la agricultura debe ser construida a partir de un reconocimiento de las ventajas comparativas y competitivas que tiene la región, debemos tener una visión innovadora, de mediano y largo plazo, no se trata solo de implementar medidas de compensación ante eventos específicos, ya que esto solo ofrece alivios temporales”, aseguró Villalobos.
De acuerdo con el documento, las reformas a esta política pueden incrementar la competencia para ALC en los mercados locales e internacionales y ampliar las brechas en productividad de los países de la región con respecto a la UE.
“Además, la profundización de las medidas de gestión integral de los recursos naturales y mitigación del cambio climático, también podrían resultar en normas de producción con requisitos ambientales más estrictos que dificulten el acceso de productos agrícolas en los mercados europeos”, aseguró el representante del IICA en los Estados Unidos y gerente del Centro de Análisis Estratégico para la Agricultura del Instituto (CAESPA), Miguel García.
Las reformas a la PAC pueden ocasionar impactos diferenciados entre productores y consumidores. Por ejemplo, en los países donde la agricultura produce los mismos alimentos que se importan de la UE y en aquellos en los que además se tiene una alta dependencia alimentaria de esa región, se podrá experimentar un incremento en la competencia, lo cual reduciría los ingresos de los productores locales.
De acuerdo con Villalobos, para reducir los posibles impactos de esta política, los esfuerzos de los países se deben focalizar en cinco aspectos clave:
Desarrollo y fortalecimiento de políticas que le faciliten a los productores la toma de decisiones basadas en información de mercado:
- Eliminación de las brechas de desarrollo entre la zona rural y urbana
- Fortalecimiento de los sistemas de innovación agropecuaria
- Robustecimiento de las relaciones comerciales entre ALC y la UE
- Elaboración de una agenda interamericana que enfatice su atención en los intereses de los habitantes de ALC
A pesar de las tareas pendientes, en ALC existen experiencias que se enfocan en construir una agricultura más productiva, mejorar las condiciones de vida en el campo, reducir el impacto del agro en el ambiente y que logran adaptarse a las condiciones climáticas que afectan a la región.
Además de Villalobos y García, en la elaboración del análisis participaron especialistas del CAESPA y de la Dirección de Cooperación Técnica del IICA; así como de las Representaciones del Instituto en Estados Unidos y en España.
Un socio fundamental
Las relaciones comerciales agrícolas entre ambas regiones han mostrado un constante crecimiento en los últimos años. “Durante el periodo de 2011-2013, la UE fue el segundo destino de las exportaciones agroalimentarias de ALC, y las importaciones de alimentos provenientes de tierras europeas crecieron a una tasa de promedio anual del 7.8%, superando el crecimiento de los principales socios comerciales de la región”, explicó el especialista en análisis cuantitativo y sectorial del IICA y coautor del documento, Hugo Chavarría.
Además, agregó, cuando se excluye el comercio intrarregional dentro de la UE, ALC es una de las principales fuentes de alimentos para Europa, pues cubre el 9% del total agroalimentario importado en el periodo de 2011-2013.
La UE y ALC son actores importantes en el comercio y la inversión agrícola mundial. Europa concentra el 37% y el 36% de las exportaciones e importaciones agroalimentarias a nivel mundial, respectivamente. Por su parte, ALC participa con el 14% y 5%, con un incremento anual promedio de 1,9% (durante el periodo 2011-2013.)