Un producto que hace algunos años invadió todos los supermercados y de las principales marcas de fabricantes de lácteos, fué la leche sin lactosa, generando una categoría propia solo igualada anteriormente, o ya superada, por las versiones vegetales.
Su consumo se ha normalizado, pero todavía es un producto que genera muchas dudas y confusiones en el consumidor. La propia denominación no ayuda a aclarar las cosas. No es solo cosa de nuestro idioma. En todo el mundo a la leche o cualquier lácteo -o alimento- apto para intolerantes a la lactosa se la conoce como "sin lactosa" (lactose-free, laktosfrei, senza lattosio, sans lactose, etc). Esto nos puede llevar a pensar que a la leche natural de vaca, cabra u otro animal se le retira la lactosa de alguna manera, como a la desnatada se le quita la grasa. Pero nada más lejos de la realidad. Es mucho más sencillo y económico añadir que quitar. Y así es como los fabricantes simplifican el proceso dándonos una ayuda para digerir bien la leche, pues ese es el problema al que se enfrentan los intolerantes a la lactosa.
Uno de los macronutrientes que componen la leche son los hidratos de carbono, grupo al que pertenecen los azúcares. La lactosa es el azúcar natural de la leche, un disacárido formado por una partícula de galactosa y otra de glucosa. Aproximadamente, la leche de vaca tiene un 5 % de lactosa, y para poder digerirla correctamente sin molestias debe ser separada en esos dos componentes, ciandp existe la intolerancia. La encargada de separar, procesar y digerir la lactosa es una enzima denominada lactasa. Sin lactasa, o con déficit de ella, la digestión de los lácteos con lactosa se complica, generando malestar y problemas digestivos, que en ningún caso ponen en riesgo la vida como puede ocurrir con una alergia.
La alergia a la leche es una reacción del organismo a las proteínas, y sí puede tener consecuencias más graves. Los lácteos no son imprescindibles, pero a día de hoy es más sencillo mantener una dieta nutritiva y equilibrada consumiéndolos, por su accesibilidad y mejor precio. Es por ello que la leche sin lactosa es muy beneficiosa para quienes no puedan digerir la leche, evitando la mala absorción de nutrientes que esto provoca.