La Universidad del Salvador inaugurará el 14 de agosto un centro con tecnología innovadora para evaluar la calidad de la leche, garantizar alimentos más seguros y duraderos.
Unirá la capacitación y las actividades académicas con un servicios al sector productivo. El consumo de lácteos es una parte esencial de la dieta de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, la calidad de estos productos no solo afecta su sabor y valor nutricional, sino también la salud pública y la vida útil de los alimentos.
Una novedad entorno de los avances tecnológicos en el sector lácteo la próxima inauguración, el 14 de agosto, de la Unidad Tecnológica de Salud, Producción y Control de Calidad Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Universidad del Salvador (USAL), en su campus del partido de Pilar, en la provincia de Buenos Aires, con equipamiento de vanguardia en busca de acercar a los consumidores una mayor seguridad en torno de la calidad e inocuidad de los productos lácteos.
Según informó la USAL, el objetivo del servicio de sus dos laboratorios “es dar respuesta a las necesidades del sector productivo agropecuario, brindando un servicio que permita la identificación de agentes infecciosos y contribuir con soluciones sanitarias a veterinarios y productores, que permitan maximizar la producción y rendimiento de sus animales.
El primer servicio ofrecido por el laboratorio se encuentra orientado a la industria láctea, mediante el análisis higiénico-sanitario de leche de tanque de frío y el cultivo de leche individual de vacas con mastitis”.
Este espacio fue construido con una visión integradora que va más allá del concepto y los alcances de un laboratorio comercial, ya que “tiene la ventaja competitiva de lograr una articulación armónica entre Universidad, tecnología y formación continua dentro de un Centro de Excelencia en Servicios y Capacitación Universitaria, con actividades de investigación y extensión para lograr integrar el aporte académico al desarrollo socioproductivo”, informó.
La importancia de la calidad higiénica de la leche cruda es fundamental, ya que esta constituye la materia prima para la producción de una amplia gama de productos lácteos. La presencia de microorganismos en la leche cruda es una de las principales preocupaciones, dado que pueden afectar la seguridad del producto final y su vida útil.
La leche que no cumple con los estándares higiénicos adecuados puede ser portadora de patógenos que causan enfermedades, lo que representa un alto riesgo para la salud pública, especialmente en productos consumidos por niños, uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Para enfrentar estos desafíos, la Unidad Tecnológica, situada en el Campus Nuestra Señora de Pilar, ha equipado sus laboratorios con tecnologías de punta como el MilkoScan™ 7 y el Fossomatic™ 7 DC, —infraestructura única en Argentina— que permiten un análisis detallado y rápido de la leche.
Estos equipos son capaces de realizar un recuento diferencial de células somáticas, una tarea crucial para detectar la mastitis en el ganado lechero. La mastitis, una inflamación de las glándulas mamarias, afecta la producción de leche y también deteriora su calidad, lo que influye directamente en la vida útil y seguridad del producto lácteo resultante.
La USAL, al detallar las tareas de la Unidad, destacó el análisis de la leche de tanque de frío que brinda información sobre la salud de ubre del rodeo, sobre organismos patógenos involucrados y sobre el nivel de higiene de los procedimientos de ordeño, además de la efectividad de los programas de limpieza del equipo de ordeño.
Además de los análisis de células somáticas, en los dos laboratorios de la Unidad se llevan a cabo análisis composicionales de la leche cruda que incluyen la determinación de grasa, proteína, lactosa, sólidos totales y útiles, y caseína, entre otros. Estos análisis son vitales para garantizar que los productos lácteos cumplan con los estándares de calidad que demandan los mercados y las normativas sanitarias.
También se realizan pruebas para detectar sustancias inhibidoras y el punto de congelación, lo cual es clave para identificar posibles adulteraciones que podrían comprometer la calidad del producto y la salud del consumidor.