La industria negocia a la baja los precios de la leche y los ganaderos quieren contratos a corto por los interrogantes de los mercados
Los excedentes de la leche a bajos precios y, especialmente, de los quesos en los países de centro y norte de la Unión Europea, tienen el mercado español como una de sus salidas más importantes, con los consiguientes efectos negativos sobre las industrias y sobre los ganaderos.
Desde las industrias, la principal respuesta a esta situación de importaciones baratas se concretaría hoy en prepropuestas para la renovación de los contratos a los ganaderos a menos de 0,50 euros litro, con reducciones de los precios de entre tres y hasta de siete céntimos en relación con las cifras practicadas en diciembre pasado para acercar en lo posible los mismos a los precios de la leche importada.
Por parte de los ganaderos, ante una situación de incertidumbre en los mercados, con China cerrada, se apuesta por la renovación de los contratos a solo tres o cuatro meses hasta ver cómo se presentan el otoño cuando baja la oferta. La normativa contempla la obligación de la industria de suscribir contratos por una duración de un año, si bien los ganaderos pueden optar por contratos a plazos más cortos.
El sector de la leche, lejos de las políticas de estabilidad que propugna el responsable de ganadería de UPA y ganadero gallego Román Santalla, en los últimos años ha sido lo más parecido a una montaña rusa donde a los hundimientos de los precios seguían otros de fuertes subidas con efectos negativos sobre el propio sector y sobre los consumidores que se fueron alejando, en muchos casos, hacia otras bebidas alternativas de frutas.
En los últimos cinco años, por no remontarnos al pasado más lejano, entre 2019 y 2021, el sector sufrió unos precios bajo mínimos de entre 0,32 y 0,34 euros litro, a pesar del incremento de los costes, lo que suponía trabajar a pérdidas.
Esta situación dio lugar a una aceleración de los abandonos, a razón de más de 700 explotaciones al año hasta poco más de las de 10.000 granjas actuales con ausencia de relevo generacional, a una reducción de animales desde cerca de 900.000 a 790.000 enviando al matadero la vacas menos productivas ante los buenos precios de la carne y la rentabilidad negativa de la actividad lechera.
La decisión de los ganaderos se tradujo en una progresiva subida de los precios hasta superar el pasado mes de diciembre los 0,60 euros litro, lo que dio lugar a una nueva reposición de novillas que en este momento ya han entrado en producción, con un ligero aumento de la oferta. Hoy, en las propuestas de contratos a los ganaderos, dominan los precios por debajo de los 0,50 euros.
Dada la gran disparidad de explotaciones en tamaño, estructuras, sistemas de alimentación con una mayor demanda de cereales, este año a la baja hundiendo las rentas de los agricultores, pero sin pastos y con los forrajes caros, no se puede hablar de una cifra exacta sobre costes de producción.
En medios del sector estiman los mismos en el entorno de los 0,56 euros litro, admitiendo que puede haber explotaciones con rentabilidad por debajo de los 0,50 euros, echándose en falta cifras actualizadas desde el Ministerio de Agricultura.
En el último año, las cifras oficiales sobre precios medios percibidos se situaban en una media de 0,54 euros, con una ligera reducción en la oferta de leche de 7,5 a unos 7,3 millones de toneladas, si bien en los últimos meses en primavera se habría registrado un ligero incremento de las entregas.
Frente a esta situación de un sector tradicionalmente deficitario, el precio medio en el conjunto de los países comunitarios en el mismo periodo se habría situado en una media de 0,46 euros en mayo, con tendencia la baja en junio y cotizaciones más bajas en los países con volúmenes excedentarios.
Aunque consecuencia de unas estructuras más competitivas tienen la posibilidad de producir más barato, la realidad es que también les han golpeado los mayores costes y, en muchos casos, vender por debajo de los 0,50 euros puede suponer hoy reducir la oferta, lo que daría un nuevo giro a los mercados.
Actualmente España recibe leche de otros países comunitarios a granel muy ligeramente por encima de los 0,40 euros litro, aunque los volúmenes se han reducido de forma muy importante pasando de las más de 500.000 toneladas en el pasado a solo unas 125.000 toneladas, generalmente para usos industriales.
No sucede lo mismo con el queso de pasta blanda donde las entradas no paran de subir hasta las 360.000 toneladas, en buena parte a menos de tres euros kilo, que equivalen a unos 2,5 millones de toneladas de leche, y a una tercera parte de la producción nacional.
Estas entradas lo hacen bien directamente por los grupos de distribución o vía las propias industrias lácteas u operadores con peso dominante en el sector como el grupo TGT del que es difícil obtener información sobre sus operaciones. De ese volumen, más de 76.000 toneladas corresponden a Alemania, una cifra similar a Países Bajos, 67.000 toneladas a Francia y 41.00 a Italia.
España tiene una producción de queso de unas 548.000 toneladas y las importaciones suponen el 45% de una demanda de casi 800.000 toneladas. En la parte contraria, España solo exporta 117.000 toneladas con una línea la baja por sus dificultades para competir en los mercados, al igual que sucede con la leche en polvo.
Estas elevadas importaciones a bajos precios suponen el bloqueo para la industria y recortan sus posibilidades para competir al disponer de una materia prima a precios más elevados.
Las consecuencias de todo ello, entre otros puntos, se traducen hoy en unas propuestas de precios de la leche a la baja a los ganaderos por debajo de los 50 euros como línea dominante, mientras en los lineales de la distribución se mantienen los precios por encima del euro.