La constipación es un trastorno complejo y frecuente del funcionamiento intestinal asociado a diversas patologías y que puede ser un efecto secundario al consumo de fármacos. Es una condición crónica que afecta en general a los individuos por períodos prolongados; en la mayoría de los pacientes se instala progresivamente en ausencia de síntomas que sugieran una enfermedad de base y en los que se descubren factores causales asociados, entre otros, con la dieta y la falta de ejercicio físico.
Se estima que cerca del 40% de las consultas al policlínico de Gastroenterología Pediátrica del Hospital Clínico San Borja-Arriarán, cuya cobertura es de unos 300.000 habitantes se deben a constipación y que la cifra es parecida respecto de los adultos. En Estados Unidos se ha calculado que cada año se producen unos dos y medio millones de consultas a especialistas por esta causa y que el gasto en laxantes es de aproximadamente 800 millones de dólares. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los sujetos aquejados de constipación no consulta a su médico.
Una manera de disminuir la constipación a través del manejo nutricional del sujeto afectado es a través del consumo de probióticos y de prebióticos. Los probióticos son bacterias vivas, principalmente bifidobacterias y lactobacilos, que son incorporadas a alimentos y que al ser ingeridas modifican actividades fisiológicas del organismo. Algunos probióticos modulan la actividad motriz y absortiva del colon y podrían modificar su flora residente en los pacientes constipados; lo que podría ser de particular interés pues se ha descrito recientemente alteraciones de la microbiota intestinal en el sujeto constipado, con niveles menores de las bifidobacterias comparado con los sujetos sanos.
Por otra parte los prebióticos son polisacáridos no absorbibles que llegan al colon donde son fermentados por la microbiota residente. Los más consumidos son los fructooligosacáridos, galactooligosacaridos y almidón resistente que son compuestos naturales provenientes de vegetales. También existen prebióticos sintéticos como la polidextrosa, que es ampliamente utilizada por las empresas de alimentos.
Entre los efectos de los prebióticos están la estimulación del crecimiento de las bifidobacterias, el aumento del agua y del peso de las deposiciones, el aumento de la producción de ácidos grasos de cadena corta mediante su fermentación por la microbiota, el aumento de la absorción de calcio desde el colon. En la actualidad se considera que para que pueda tener efecto prebiótico, un producto con fibra soluble debe contener a lo menos 1.5 g por porción y que el nivel mínimo de ingestión debería ser 3 g/d, con un máximo aconsejado de 30 g/d. En efecto, la única limitación para el uso de estos compuestos en los alimentos es la tolerancia gastrointestinal a su ingestión, ya que el consumo de cantidades elevadas puede producir meteorismo, borborigmo, sensación de distensión abdominal, dolor abdominal y deposiciones blandas que pueden llegar hasta la diarrea.
Ensayos clínicos indican que una dosis de hasta 30 g/día de inulina es bien tolerada por sujetos sanos mientras que otros muestran que la ingestión de 12 g diario de polidextrosa mejora la función intestinal sin ejercer efectos adversos. Estas fibras solubles, por lo tanto, pueden también contribuir a aliviar la sintomatología de los sujetos constipados.
En base a estos antecedentes, el objetivo de este estudio fue evaluar el efecto del consumo de un producto lácteo comercial (Minishot) con un probiótico (Bifidobacterium lactis Bb 12) y con prebióticos (inulina + polidextrosa) sobre la función digestiva de sujetos asintomáticos y constipados.
En conclusión, el consumo de un Minishot por día no afecta el bienestar digestivo de los sujetos sanos ni altera la frecuencia o la consistencia de sus deposiciones. En los sujetos constipados, el consumo de Minishot mejora tanto su bienestar digestivo como la consistencia y frecuencia de las deposiciones. Si bien algunos de estos efectos se observan también por el placebo, el Minishot destaca por su capacidad de disminuir la frecuencia de deposiciones muy duras y la proporción de sujetos que las emiten, y por otra parte en aumentar la frecuencia de deposiciones con consistencia más normal y la proporción de los sujetos que las emiten.
Investigación presentada por Martín Gotteland, Marcela Vizcarra, Eduard Maury. Laboratorio de Microbiología y Probióticos. Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile. Santiago, Chile.