Chile registra un consumo per cápita anual de casi cien litros por debajo de la que tienen en promedio los países desarrollados y al menos 30 litros por debajo del parámetro considerado como recomendable por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Son entonces los ciudadanos Chilenos quienes consumen 100 litros menos de leche per cápita al año que en países desarrollados. La estadística alarma a la comunidad académica y médica debido a que la evidencia científica reciente constata el efecto protector de los lácteos en la salud cardiovascular durante todo el ciclo de vida, según explica nutricionista de la Universidad de Chile, la ingesta de lácteos bajos en grasas se ha asociado inversamente con la glicemia y la presión arterial. Además, algunos estudios han sugerido que el consumo de productos lácteos se ha asociado con menor riesgo de hipertensión, coagulopatía, enfermedad arterial coronaria y accidente cerebrovascular. Siete de cada diez personas en Chile tiene exceso de peso y, en ese contexto, los lácteos, de acuerdo a la evidencia reciente, podría tener un efecto protector por su contenido de nutrientes”, comento una de las conferencistas del simposio Lácteos y Nutrición, un encuentro científico-académico organizado para conmemorar el día mundial de la leche escolar. Es organizada por la Facultad de Medicina del plantel público y el programa Gracias a la Leche, del Consorcio Lechero, se llevará a cabo en el Campus Norte de la Universidad de Chile.
La cifra de consumo de ingesta de leche es valorada como una paradoja por la comunidad científica, debido a que las políticas públicas que promueven su consumo han sido fundamentales para que el país supere problemas sociales como la desnutrición infantil. Antes de la implementación del medio litro de leche obligatorio para todos los chilenos menores de 15 años, bajo el Gobierno del Presidente Salvador Allende, en el país morían uno de cada cinco niños nacidos vivos. La evidencia científica demuestra que, en general, las personas que consumen una adecuada porción de lácteos al día tienen menos eventos cardiovasculares y, si los tienen, son de mayor gravedad. La grasa saturada de la leche, a diferencia de la de carnes rojas o de cerdo, que altera el perfil lipídico y el colesterol dañino, tiene incluso un efecto protector.
En Chile, el consumo de leche es de 155 litros por persona al año, provenientes en su mayoría del queso (9,8 kilos), leche líquida (22 litros y yogur (12 litros). La cifra está por debajo de las recomendaciones de la FAO, que es de 180 litros, y muy distante de la ingesta de Suecia y Suiza, que tienen más de 300 litros. El consumo de leche en la población es considerado como un indicador de desarrollo y bienestar a nivel global. Según la FAO, ha alertado recientemente sobre la importancia de los alimentos de origen animal, entre ellos la leche, como fuente clave de nutrientes.